miércoles, abril 11, 2007

Algunas veces la muerte

Muerta de aburrimiento de estos
Relojes.
Este despertar, bañarme, vestirme , dos huevos, mail, teléfono .

Hola necesito esto y esto y esto.
Cuanto cuesta esto y esto y esto?
Ya no quieren. Lo siento. (que siento?)
Quieren esto, esto, esto si esto.
Luego el almuerzo. La siesta o el colapso del que no quisiera volver.
La conciencia de tener que hacerlo todo muy pero muy bien. Todo.
Así que dale
niña con entusiasmo: otra vez la escalera, el carné, las paredes y la ventana entreabierta para que salga un poco el frío y entre un poco el sol y no ha llegado nada y hay que esperar y hay que volver a llamar y luego hay que irse justo a las 6.
Soy libre y la calle esta infectada de gente libre y desesperada.
Quieren recuperar un poco de sus vidas. Y no lo lograran. Es todo una buena y perfecta mentira.
En la casa hay mas voces, mas paredes, mas cena que hacer y comer, mas cosas por las que obligar al alma a sentirse satisfecha. Hay mas padres, mas cama, música, abrazos, quejas, peleas, pastillas para el dolor de cabeza o menstruación, silencio, vamos a hacer el amor, no, no, no…
Estoy muerta.
Muerta.
Huelo a mierda. A miedo. A cosas tristes.
A contratos con gente que no quiero. A trabajar por dinero. A estar aquí.
Huelo a cadenas oxidadas. A mierda.
No puedo excitarme.
Me he cagado yo misma tantas veces.
Hoy vi el mar y tuve impulsos de provocar un accidente.

De caer con todo en aquellas aguas azules, libres, transparentes.
Ellas si que eran libres. No tenian futuro.
Quise irme.
Reventar mi cabeza contra las rocas y aquellos corales.
Abandonarme entre peces y silencio.
Alguna veces la muerte
Tiene la cara mas dulce y bella del mundo.