Imaginé que con su regreso todo volvería a nuestra normalidad. Imaginé sus manos otra vez, el olor dulce de su nuca. Imaginé una conversacion. Imaginé que haciamos el amor. En todas estas imaginaciones mias el no tenia cara. Era una especia de alma flotante con pene. Yo tampoco tenia cara. Era, al igual que el, alma y vagina. Y es que nuestro amor era muy espiritual y por lo mismo totalmente corporal. Pues esta claro que el espiritu necesita del cuerpo para poder manifestarse. Nos encontramos en un cafecito de la zona colonial. Habian un par de turistas y un par de negras culonas y con largas y postizas melenas que el viento no lograba mover ni a la izquierda ni a la derecha. Yo habia llegado primero asi que ya estaba sentada bebiendo pausadamente un jugo de melon con limon. Miraba los niños corretear alrededor de las estatuas. Contemplaba la catedral y la gente que salia y entraba en ella. El cielo sin nubes de un azul imaginario. Los camareros vestidos de blanco y negro con caras serias que iban de un lado a otro lado. Entonces lo vi llegar con su caminar de bailarin innato. Con sus pantalones de pijama de cuadritos rojos, verdes y morados, que todo el mundo odiaba y envidiaba al mismo tiempo. Evitó mirarme hasta estar sentado frente a mi. Y yo evite mirarlo cuando finalmente quiso mirarme. Durante algunos minutos nos contamos un poco de todo mientras los dos al mismo tiempo encendiamos el cigarrillo de la incomodidad y luego de fumar con una velocidad un poco mas acelerada de lo normal, lo apagamos rozando sin querer los nudillos y sintiendo un corrientazo de nada. -¿Y a ti que te pasa? - me pregunto medio histerico. -A mi nada y a ti? -Nada ¿y a ti? -Nada, ya te dije. -okei. -okei. -okei. -okei. No nos pasaba nada, estaba segura, pero algo más alla de la nada estaba evidentemente pasando y con una fuerza invisible y confusa nos arrastraba muy rapido. El tiempo pasaba ligero, comenzo a oscurecer. No teniamos nada de que hablar y contrario a otras ocaciones, aquel silencio de nada se sintio pesado y turbio. Era una nada profunda y con tentaculos. -¿Que te pasa? te pasa algo lo se... -Que no te lo juro...a mi no me pasa nada...eres tu que... -No yo no. -Yo tampoco. -Bueno okei... -Okei. Cuando no pasa nada es muy dificil saber que hacer. Uno no sabe si irse o quedarse, si abrazar o no abrazar, si decir te quiero o mejor decirle al camarero que nos traiga la cuenta. Me quede inmovil, mirando hacia las palomitas y los niños que le echaban arroz con algarabia. Sin querer puso su mano sobre la mia. Sentimos de nuevo el mismo corrientazo electrico de dos cuerpos cuyas quimicas hacian escandalo y efecto. Nos miramos y nos echamos a reir. Su cara desaparecio. Vi su alma de nuevo flotar libre. Respire y como si hubiera sido un sueño raro, porque nisiquiera alcanzaba a ser una pesadilla, oi un clik de algo que con algo se volvia a acomodar. Me levante de aquella silla y me arroje sin pensar mas en nada, entre sus brazos, que me acogieron sin dudarlo. Era otra vez su alma y mi alma, su pene y mi vagina. Y la nada, ahi afuera, a la espera de cualquier otro descuido. |
martes, enero 04, 2011
La Nada
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